La historia de Asoagromur es la historia de una segunda oportunidad. El grupo de mujeres venía trabajando desde 2020, pero un proyecto de gallinas ponedoras fracasó por problemas de bioseguridad y administración inadecuada. Cuando el equipo de la Alianza para el Desarrollo llegó, encontró un colectivo desintegrado, con liderazgo dominante y poca participación.


- Fueron meses de escucha y acompañamiento. Las mujeres reconocieron que no funcionaban como equipo y decidieron aprender a trabajar juntas. Así nació la pregunta: ¿trabajar juntas en qué? La respuesta fue una huerta comunitaria de hortalizas y aromáticas como modelo de negocio.
- Dejaron atrás el nombre Asomur y se convirtieron en Asoagromur. Hoy son 9 mujeres que, además de sus roles como madres, esposas y trabajadoras, encontraron tiempo para construir un proyecto productivo sostenible.
- Al principio cada una llevaba de su casa implementos prestados. “Trabajábamos con las manos”, recuerda Gloria Isabel Sánchez, de 65 años, mujer rural que nació en Urama, fue desplazada a Medellín y regresó porque la ciudad nunca le quitó el amor por su tierra.
- En San José de Urama, estas 9 mujeres demuestran que sí se puede. Que la desconfianza puede transformarse en empoderamiento. Que las manos que antes solo cuidaban pueden también crear, producir, y transformar.
La entrega que lo cambió todo
Un miércoles 14 de agosto de 2025 en la casa de Mildred, se realizó la entrega oficial de los primeros insumos. El kit incluyó:
- Cal, polisombra y tanques para biopreparados y biofertilizantes
- Regaderas, semillas y productos agroecológicos para manejo de plagas
- Herramientas: palas, machetes, palín, Paladraga, barretón y barras
- Canastillas para cosecha
- Tejas para bodega y zona de germinación
- Minerales naturales para elaborar supermagros
“Nos sentimos muy felices. Eso fue una bendición muy grande. Ahora uno se siente más comprometido. Ya no hay excusa para no trabajar, porque herramientas sí tenemos”, dice Gloria Isabel con emoción. Un segundo kit de insumos será entregado próximamente para completar el fortalecimiento del modelo de negocio.
Voces del territorio



Diva Alicia Gutiérrez vive sola con su hija. Antes de la huerta, su vida transcurría entre las paredes de su casa, callada y quieta. Hoy todo ha cambiado para ella: “He aprendido a compartir más con la comunidad y con mis compañeras, a tener más confianza entre nosotras. El saber que ya tenemos, la capacidad para producir nuestras propias hortalizas y ofrecerlas a las personas del corregimiento” es lo que más la llena de orgullo.
Gloria Zoraida Zapata, madre de tres hijos, encontró en el trabajo colectivo su motivación: “Me gusta trabajar en grupo porque uno comparte muchas experiencias, uno aprende de unas, otras aprenden de uno”. Su sueño: “Tener una huerta bien grande, bien bonita, que se venda todo, y poder salir adelante”.
Para Mildred Benítez “Ser parte de Asoagromur me empodera como mujer. Dejamos de vernos solo como amas de casa y empezamos a reconocernos como mujeres productivas, con visión de negocio. Ahora sabemos que podemos generar independencia económica y aportar al desarrollo del territorio”.
Yessica Alejandra Zapata, de 33 años, nunca ha salido del territorio. Tiene un emprendimiento de papelería y corresponsal bancario, y encontró en la huerta otra forma de servir a su comunidad. “Aquí he logrado muchas cosas, sin haberme ido ni haberme preparado por fuera. He encontrado oportunidades para salir adelante desde lo que tengo, desde mi territorio”.
A su hijo Nico lo invita a la huerta. Aunque al principio no quería ir, ahora, cuando llega y ve lo que han sembrado se asombra: “Le explico que esto es trabajo, esfuerzo, que aquí hay una oportunidad real. Me gustaría que vea que desde el territorio también se puede construir futuro”.
La entrega de herramientas y equipos es solo una parte del proceso. Lo más valioso ha sido el empoderamiento de las mujeres, quienes aprendieron a tomar decisiones colectivas, organizar horarios y participar activamente en cada etapa. Cada acción las acerca a su objetivo: consolidar un modelo de negocio sostenible que genere ingresos para sus familias y ofrezca productos frescos al territorio.




