San José de Urama cerró el 2025 con una jornada que confirmó, en voz de su propia gente, que la autonomía y la cohesión comunitaria ya son parte del ADN del territorio. La clausura del año convocó a los grupos del componente de Hábitat y Desarrollo Humano en la placa polideportiva del corregimiento, mientras que en el componente de Desarrollo Económico las asociaciones realizaron sus encuentros en sus veredas.

Cada espacio, adaptado a las dinámicas de los procesos, tuvo un punto en común: el ejercicio metodológico —centrado en revisar cómo comenzaron, qué transformaciones reconocen hoy y hacia dónde quieren avanzar— permitió abrir conversaciones profundas sobre capacidades, liderazgo, retos y visión colectiva.
En el encuentro del componente de Hábitat y Desarrollo Humano, la jornada inició con un almuerzo comunitario que sirvió para reconectar y preparar el ambiente para la reflexión. Luego, los líderes de cada proceso compartieron, desde su propia voz, cómo se han fortalecido en temas como organización, participación, gestión de iniciativas familiares y comunitarias, liderazgo juvenil y prácticas ambientales.
La conversación fluyó con autenticidad, reconociendo avances y también aquellas oportunidades de mejora que guiarán el trabajo de 2026.
En las veredas donde se desarrollaron los espacios del componente de Desarrollo Económico, las asociaciones protagonizaron diálogos donde se evidenció cómo la organización interna, la disciplina y la capacidad de planear y ejecutar acciones conjuntas se han convertido en la base para fortalecer sus modelos productivos y seguir avanzando hacia una autonomía económica real.
Los grupos revisaron su camino, compartieron aprendizajes y recibieron un reconocimiento por la dedicación que ha sostenido cada logro.
En todos los encuentros, las personas coincidieron en algo fundamental: el progreso ha sido posible gracias al compromiso constante de quienes habitan el territorio, de la voluntad de organizarse, asumir responsabilidades y trabajar con propósito.
Cada proceso ha crecido porque sus participantes creen en lo que construyen y se reconocen capaces de sostenerlo.


















