Felipe Laverde es el director de la Fundación Greenland, una organización que nació para sembrar futuro y esperanza en comunidades que más lo necesitan. Desde hace más de quince años lidera esta institución, convencido de que el deporte y la cultura son poderosas herramientas de cohesión y transformación social.
“Para mí, el deporte es la excusa perfecta para transformar vidas”, asegura. Esa convicción lo ha acompañado desde su juventud y hoy inspira el trabajo de la fundación en Urabá y otros territorios de Colombia.
Del liderazgo juvenil al servicio público
Su trayectoria comenzó en el bachillerato, cuando ya se destacaba como representante estudiantil. Ese impulso lo llevó a ser asistente de la Asamblea de Antioquia con apenas 17 años, auditor en la Fábrica de Licores y funcionario en la Alcaldía de Medellín. Más tarde, coordinó programas de juventud rural en la Gobernación y se desempeñó como asesor legislativo en el Congreso y en el Ministerio de Agricultura.
En todos estos espacios, su visión fue clara: la política entendida como el arte de servir.
Abogado de profesión y con formación complementaria
Felipe es abogado de profesión, con diversos estudios complementarios que fortalecieron su camino. Ha realizado formación en la especialización del Comité Olímpico Internacional que tiene su sede en Suiza en el curso GOLD y especialización en derecho aduanero. Para él, el derecho ha sido la base que le ha permitido ampliar su mirada hacia lo social, lo deportivo y lo comunitario.
Experiencia internacional y vocación de servicio
Felipe también vivió en Estados Unidos, donde trabajó en la multinacional Waste Management, la empresa de reciclaje y manejo de residuos más grande del mundo. Allí aprendió que el verdadero liderazgo exige compromiso, incluso operando directamente maquinaria en momentos críticos, como durante un huracán que puso a prueba a toda la planta.
A su regreso a Colombia, fue director de un gremio en Bogotá durante once años, hasta asumir la dirección de la Fundación Greenland, donde ha consolidado su legado en el territorio.
Una historia marcada por la transformación
La Fundación Greenland nació como un puente entre el deporte, la cultura y la cohesión social en una región tan diversa como Urabá. Desde allí, Felipe ha acompañado procesos que han cambiado el rumbo de muchas vidas. Uno de los casos que más lo emociona es el de una niña de San Pedro de Urabá, quien pasó de entrenar en condiciones adversas a convertirse en jugadora profesional y parte de la Selección Colombia. “Ella me dice que soy su papá, su padrino. Para mí, esa es la prueba de que sí se logra transformar”, recuerda.
De lo personal a lo colectivo
Hoy, Felipe celebra más de veinte cinco años de vida familiar con su esposa y sus tres hijas, quienes han sido su motor constante. Pero también reconoce que el servicio es lo que lo ha definido: “El derecho ha sido mi base, pero el servicio es la esencia del poder bien utilizado”.
Como director de la Fundación Greenland y parte activa de la Alianza para el Desarrollo, Laverde tiene claro que los retos van más allá de lo fundacional. Su visión es que esta unión de voluntades evolucione para incidir en política pública y garantizar que las comunidades sean protagonistas de su propio bienestar.
“Nacimos para servir. Juntos llegamos más lejos y verdaderamente cumplimos nuestro fin de transformar vidas y territorios”.