La iniciativa surgió del comité ambiental y los guardianes ambientales, en un ejercicio de planificación autónoma y con una visión clara de sostenibilidad, diseñaron y ejecutaron una acción concreta: recuperar y embellecer un punto simbólico de ingreso al corregimiento.


El comité ambiental, apoyado por los guardianes ambientales y el grupo de acción local ambiental, en un ejercicio de planificación autónoma y con una visión clara de sostenibilidad, diseñaron y ejecutaron una acción concreta: recuperar y embellecer un punto simbólico de ingreso al corregimiento.
Los líderes ambientales asumieron toda la logística, gestionaron el traslado de las plantas desde el vivero comunitario y coordinaron a los niños que conforman el grupo de guardianes ambientales. Lo hicieron con una destreza técnica que incluyó selección de especies, distribución estratégica según el entorno, preparación de suelos y cuidado del detalle. Pero lo más importante: lo hicieron desde el compromiso, el orgullo y la consciencia ambiental.
La analista ambiental y enlace territorial de la Alianza para el Desarrollo, nos cuenta que: “Ver cómo se organizaban, cómo explicaban cada paso del proceso, ver a los niños nombrar sus plantas y preguntar cuándo volverán a cuidarlas, es evidencia de una transformación cultural y de mentalidad”.

“Esta jornada, diría que es una muestra tangible de autonomía, sostenibilidad y sentido de pertenencia. Las habilidades desarrolladas en este proceso —desde el ser, el saber y el hacer— les permiten liderar y sostener en el tiempo los procesos que impulsen su propio desarrollo”
Este tipo de acciones, demuestran que hay una mirada estratégica del territorio, que se integran saberes ancestrales y técnicos, y que florecen capacidades de liderazgo colectivo, gestión ambiental y planeación a largo plazo.