San José de Urama, Dabeiba – Antioquia. Durante tres días, el corazón del territorio palpitó con más fuerza. La comunidad abrió sus puertas y su alma a quienes llegaron no como visitantes, sino como cómplices del cambio. Fundaciones, profesionales y líderes se encontraron cara a cara con los procesos productivos, educativos y humanos que la Alianza para el Desarrollo ha venido tejiendo, hilando sueños con manos campesinas y visión compartida. La visita de los aliados no fue un acto simbólico: fue un acto de reconocimiento, aprendizaje mutuo y compromiso con la sostenibilidad.


Un territorio que enseña:
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- San José de Urama no es solo una geografía. Es un relato colectivo de resiliencia, de aprendizajes en medio de montañas, de transformación en la cotidianidad. Los procesos productivos que se desarrollan allí —desde los trapiches artesanales, las huertas familiares, hasta los centros de acopio de reciclaje— hablan de una comunidad que se ha apropiado de su destino.
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- La visita de las fundaciones y organizaciones aliadas fue una inmersión profunda en esta realidad. Recorrieron caminos de tierra, compartieron mesas campesinas y escucharon historias que no se cuentan en cifras, sino en vivencias. Cada estación del recorrido fue una lección de humildad, innovación comunitaria y dignidad.
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- San José de Urama abrió sus caminos, sus hogares y su corazón. Enseñó desde el hacer, desde el resistir, desde el crear. Porque cuando una alianza entra al territorio con humildad, el territorio responde con verdad.
Desarrollo económico con raíces firmes y hojas al viento
Elver Hernando García, Coordinador Técnico Nacional de la Fundación Alpina, realizó un acompañamiento especializado desde el componente de desarrollo económico. Junto a él, participaron activamente Patricia Fuel, Directora Ejecutiva de la Fundación Aurelio Llano Posada, la Fundación Bancolombia y la Fundación EPM, quienes además, han sido aliados fundamentales para el impulso de procesos productivos sostenibles en la región.


- El recorrido inició en Charrascal, donde conocieron los nuevos cultivos de caña tecnificados implementados por productores de ASOCHARRASCAL.
- Luego, se trasladaron al Filo de la Cruz para visitar entables paneleros de ASOPAFICRUZ, apreciar mejoras en entables y pastos, y conocer el grupo autogestionado de ahorro y crédito.
- De regreso al centro poblado, visitaron la planta de transformación de lácteos. Finalmente, se desplazaron a la vereda Llano Grande para conversar con los productores de ASOCOLUR.
“Si bien es importante acompañar la instalación de sistemas productivos sostenibles —como los de caña, leche u hortalizas—, lo más transformador es el desarrollo de la condición humana. Solo desde allí se construyen verdaderos proyectos de vida”, afirmó Elver Hernando, de la Fundación Alpina.
Miradas externas que se conectan con el alma del territorio
Para Santiago Monsalve Velásquez, Coordinador del Proyecto de Desarrollo Sostenible y Soberanía Alimentaria de la Fundación Pastoral Social, la visita fue reveladora: “Encontramos familias con mentalidad de cambio, equipos técnicos comprometidos y un tejido social que se fortalece día a día”. Analizaron posibilidades de articulación con su proyecto y salieron con un reto claro: lograr que las comunidades sean autogestionarias de su propio desarrollo.
El recorrido incluyó conversatorios, visitas a predios, y un diagnóstico de las condiciones para una posible articulación futura.



Costura, cartón y comunidad: el arte de construir vínculos
La experiencia tuvo también un hilo emocional y creativo: Yuly Paola Orozco Hernández, Tecnóloga Social de la Fundación EPM, lideró un taller donde mujeres de la comunidad transformaron retazos en tortugas-cojín. Un objeto simple que terminó siendo un símbolo profundo: de encuentro, confianza y expresión. Con las niñas y niños, se elaboraron hueveras decorativas. Más allá del objeto, fue una oportunidad para integrar el arte, la sostenibilidad y la reflexión. “Los niños estaban felices, agradecidos, y nosotros también, porque aprendimos de ellos”, afirmó Yuly Paola.



Reciclar, transformar, crear: una apuesta por la vida
La Fundación EPM lideró talleres ambientales con enfoque educativo y práctico. “Lo que se buscaba era sembrar conciencia desde la creatividad” cuenta Katherine Echeverri, Enlace Territorial de la Alianza para el Desarrollo,
Los estudiantes, muchos de ellos guardianes ambientales, construyeron con cartón y plástico. Aprendieron que un residuo puede tener muchas vidas. Que se trata de imaginar nuevas funciones para los materiales.
Los jóvenes recibieron un taller técnico sobre separación, acopio y comercialización. “Ver a los chicos recogiendo materiales para financiar su grado es ver la sostenibilidad en acción”, expresó Diana Cerquera, Profesional Ambiental de la Fundación EPM.
Salud emocional: cuando el cuidado también es colectivo
Otro momento poderoso lo lideró la psicóloga Clara Eugenia Restrepo, especialista en psicología clínica, magíster en psicoanálisis de la Fundación SURA: “La experiencia en el territorio es sumamente importante y retadora desde el componente social, en esta visita, se logra establecer un dispositivo de palabra para que los jóvenes comiencen a reflexionar sobre su historia y creen escenarios y representaciones de la realidad que esperan construir para sí mismos y para su entorno”. Además, Clara anticipó que se vienen una serie de acompañamientos psicológicos tanto a los jóvenes, como al grupo de madres y mujeres de la zona interesadas en el mismo, para lograr un acompañamiento social más consistente en el tiempo.
